En enero del 2014 cuando se lanzo el Manifiesto “Mover Ficha, convertir la indignación en cambio político“, me imagino que pocos imaginaban que de ese embrión surgiría el tsunami que ha supuesto Podemos en la vida política española. Un manifiesto lanzado desde el mundo académico que su significado solo podía ser entendido por las élites educadas y/o militantes bregados en mil batallas y huérfanos de bandera. Podríamos decir que yo pertenezco a los segundos, a esos comprometidos con mil causas hartos de perder siempre pero con el optimismo imprescindible para seguir luchando y buscando.
Recuerdo que en esas fechas formaba parte del Colectivo de Inmigrantes Españoles en Montreal y en nuestros encuentros, no dejaba pasar la oportunidad de dar a conocer que pretendía ser Podemos y que significaba su aparición con las personas que lo formaban. Ya auguraba por esas fechas un resultado espectacular en las elecciones europeas ante el escepticismo de mis compañeras y compañeros de colectivo. Hoy en día, alguno de los miembros de este grupo forman parte de Podemos desde el exilio.
Cualquiera con experiencia política o militante sabe que cuando uno forma parte de proyectos que pueden incomodar a las élites, está expuesto a montajes, a difamaciones, a acoso e intimidaciones de todo tipo. Algunos lo vivimos en primera persona cuando estábamos liderando determinados proyectos y sabemos que eso sucede, y también que es duro de sobrellevar. Con Podemos, todo lo que ha girado a su alrededor tras su éxito en las elecciones europeas ha ido en esa linea y a la vista queda que no ha sido fácil de llevar para sus dirigentes, empezando por Monedero, quién dimitió ayer seguro que influenciado por la vorágine de la cacería, siguiendo por Errejón pasando por Pablo Iglesias y por decenas de anónimos que seguro se han visto señalados y perseguidos.
En este tiempo, muchos de los “desheredados“ hemos visto esperanza y luz al final del túnel con el surgimiento de Podemos por el discurso de máximos que revolucionó nuestras calles a través de los medios de comunicación. Un lenguaje claro y contundente ponía el sentir popular en los platós de TV con Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero batiéndose en duelo dialéctico con mediocres a sueldo del sistema. Palabras o conceptos como “Casta“, “Mayoría Social“, “Reestructuración de la Deuda“, “Alternativa Habitacional ante los Desalojos“, “Dación en Pago“, etc. comenzaron a formar parte de nuestro lenguaje habitual, no solo del de los militantes sino también del de la gente común mostrando que el “relato alternativo“ se había comenzado a construir. Podríamos decir que la introducción de estos conceptos ya ha sido un éxito de por si de Podemos, aunque yo personalmente no entiendo, ni comparto en caso de que sea por estrategia, la suavidad del nuevo relato. No es lo mismo echar a patadas a quienes nos han robado y dejado en la calle que invitarles a salir y abrirles la puerta.
Ha pasado poco mas de un año y un primer asalto electoral, que pese a que nos han querido vender un fracaso parcial de Podemos con los resultados en Andalucia, lo cierto es que pasar de 0 a 15 diputados evidencia un éxito sin precedentes, aunque haya quedado de alguna manera desdibujado por la mala comunicación desde las portavocías de Podemos. Si, salimos a ganar, como todos los partidos que se presentan a las elecciones, pero no jugamos solos y hay condicionantes ajenas a nosotros que dificultan alcanzar la meta.
Es evidente que en Podemos hay conflictos, y muchos: unos conocidos por los medios de comunicación, otros conocidos por los Círculos y la mayoría ocultos al gran público. Desde las diferentes maneras de enfocar un año electoral como el que tenemos, hasta los intereses que puedan tener ciertas personas de ser alcaldes o concejales de su pueblo, o diputados regionales o nacionales y ven una oportunidad de oro en nuestra organización, sin olvidar el como estructurar un partido llamado a ser la herramienta de participación social mas amplia jamas conocida en nuestro país. El reto es enorme así como las dificultades, internas y externas. Como militante o simpatizante de base, el desenlace de alguno de los conflictos internos preocupa y mucho. Ayer vivimos el desenlace de uno con estupefacción: la dimisión de Monedero tras evidenciar que la política tal y como está concebida es ingrata e insoportable. Si ya se, Juan Carlos habla desde la honestidad de quién vive para la política y con la pasión de quién cree no estar sujeto a disciplina alguna. Este hecho a 3 semanas de unas elecciones cruciales para Podemos, y el día que se presentaba en Madrid un proyecto enorme e interesantísimo como es el Banco del Agua y del que, tras la noticia de la dimisión, ningún medio de comunicación se ha hecho eco es un error mayúsculo. Soy consciente que no es fácil manejar los egos. Yo mismo padezco de un ego que me desborda por momentos, pero la responsabilidad sobre lo colectivo debería de ser una prioridad para quién es figura o representante de lo común.
Me imagino que la tristeza que yo viví ayer la sentiríamos miles de personas en España y en el extranjero cuando vimos a Pablo Iglesias anunciando la dimisión de Monedero. El ambiente en la sala del Círculo de Bellas Artes, que en principio estaba destinada a la presentación de la propuesta del Banco del Agua, se oscureció de tristeza y desconcierto según me han comentado compañeros que estuvieron en esos momentos presentes. Monedero es un valor por su capacidad comunicativa pero es evidente que es incompatible con estrategias colectivas de partido. El corsé aprieta demasiado a quién ha sido libre demasiado tiempo. Tras el shock llegan las reflexiones. La dimisión es legítima así como el qué Monedero se pueda expresar libremente y sin duda, desde ahora en adelante seguro que lo hace con mayor intensidad y sin condicionante alguno, pero lo que algunos nos preguntamos, pese a que Monedero haya dicho que no se va de Podemos y que Podemos es su partido donde seguirá participando, es si sus declaraciones y su posterior dimisión tenían que darse en estos momentos que hay tanta gente trabajando por el proceso electoral, o si podría haberse esperado hasta el día 25 de Mayo.
Desde luego mal sabor de boca nos ha dejado a muchos por las formas y por el momento y seguro que hay responsabilidades compartidas en este fatal desenlace. Esperemos que tras los 3 o 4 días de bombardeo mediático sobre el tema, podamos recuperar el aliento y las ganas que del susto de hoy se quedaron ancladas en el sofá.
Me reafirmo en lo que escribí ayer en mi perfil de Facebook, personas como Monedero o Varufakis son imprescindibles para la transformación de Europa no solo por lo que científicamente puedan aportar sino también por su capacidad comunicativa.
Tras la dimisión Juan Carlos Monedero escribía esta carta a Pablo Iglesias en su blog que creo interesante aunque me resulta algo increíble ese tono de como si no hubiera sucedido nada. ¿Somos los simpatizantes o militantes los únicos que sufrimos con lo sucedido ayer?
A veces uno no sabe ni que pensar, pero lo evidente es que los Mosqueteros se han quedado sin D´Artagnan aunque “la gente“ parece que hemos ganado un tertuliano al que seguir.
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